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Blockchain, prueba plena.

En tiempos de digitalización y globalización acelerada, México parece estar por fin dándose cuenta de la relevancia de la tecnología blockchain, una herramienta con un potencial transformador indiscutible. Lo pone de manifiesto el nuevo Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, que reconoce a la tecnología de "cadena de bloques" como prueba plena. No podemos evitar preguntarnos: ¿Estamos frente a una revolución que amenaza el futuro de los notarios y corredores públicos?


Para los no iniciados, blockchain es una especie de libro de contabilidad digital, encriptado y descentralizado, donde cada transacción queda registrada de manera segura y transparente. Las posibilidades de su aplicación son vastas y, en nuestro caso particular, podrían traducirse en una reestructuración profunda del sistema jurídico mexicano.


Con la incorporación de la tecnología blockchain en el derecho procesal civil y familiar, se abre la puerta a un futuro en el que los procesos legales podrían ser más eficientes y menos engorrosos. Blockchain podría agilizar la autenticación de documentos y transacciones, reduciendo el tiempo y costos asociados al proceso. Esta no es una simple mejora burocrática, es una disrupción radical.


Entonces, ¿dónde deja eso a los notarios y corredores públicos? Estos profesionales actúan como garantes de la fe pública, proporcionando seguridad jurídica a las transacciones y actuando como intermediarios de confianza. Pero en un futuro blockchain, donde la confianza es proporcionada por un sistema de verificación tecnológico, ¿es necesario un intermediario humano?


No pretendo subestimar la importancia de estos profesionales, ni mucho menos desear su desaparición. Sin embargo, la realidad es que, a medida que la tecnología avanza, algunos roles tradicionales son desplazados o requieren adaptarse. Como ocurre con los choferes frente a la llegada de los coches autónomos, los notarios y corredores públicos pueden estar en una encrucijada.


Es imprescindible que reconozcamos que la tecnología blockchain no es una panacea. Hay desafíos legales, éticos y técnicos que deben abordarse antes de su implementación total. Sin embargo, sería un error descartar su potencial disruptivo. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de explorar cómo podemos aprovechar estas tecnologías, siempre buscando el bienestar común.


Es posible que los notarios y corredores públicos no desaparezcan por completo. Tal vez su papel se transforme, se reconfigure, se digitalice. Pero la realidad es que su relevancia como la conocemos podría ser amenazada.


Esta es una conversación que necesitamos tener. La digitalización está aquí, y llegó para quedarse. La pregunta es, ¿estamos listos para enfrentarla, para adaptarnos, para transformarnos? En este camino hacia la innovación, es vital recordar que la tecnología debe estar al servicio de la humanidad y no al revés.

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