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Feminismo y Abogacía

El reciente revuelo en la Barra Mexicana de Abogados (BMA) a raíz de la renuncia de su expresidenta, Claudia de Buen, ha dejado a la comunidad jurídica en una encrucijada sobre el papel del feminismo en la institución, una entidad con una tradición centenaria que representa a lo mejor de nuestro gremio. Pero lo que más inquieta no es la renuncia en sí, sino el intento de justificar sus deficiencias bajo el paraguas del feminismo.


En este sentido, resulta necesario decirlo: El feminismo, en su esencia, es una lucha por la igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres. No es, y nunca debe ser, un escudo para esconder las fallas o el inadecuado desempeño. Enfocarnos en esta causa noble como un pretexto para desviar la atención de nuestros errores no solo desacredita a quien lo hace, sino que, más alarmantemente, desacredita la causa en sí misma.


Es imperativo, en cambio, que centremos nuestra atención en la reconstrucción de la BMA, en replantear y reinventar las normas y estructuras que nos han guiado durante más de 100 años. No se trata de desmantelar las tradiciones, sino de adaptarlas al presente, de construir sobre ellas de manera que reflejen las necesidades y realidades de nuestra sociedad actual.


Necesitamos, por tanto, crear un ambiente en el que tanto hombres como mujeres puedan desarrollarse profesional y académicamente en igualdad de condiciones. Es aquí donde el verdadero espíritu del feminismo debe jugar su papel: en la garantía de un terreno de juego igual para todos, en el reconocimiento de las aptitudes y logros, sin importar el género.


El camino hacia la igualdad en nuestro gremio no debe verse como un enfrentamiento entre hombres y mujeres, sino como una búsqueda conjunta de justicia, equidad y mérito. Si algo debemos aprender de la renuncia de Claudia de Buen, es que el verdadero liderazgo va más allá del género y se asienta en la competencia, la ética y la excelencia.


Así, en lugar de desviar la atención hacia temas secundarios, enfoquémonos en cómo mejorar nuestro gremio, cómo crear espacios para que cada voz sea escuchada y reconocida. Enfoquémonos en establecer puentes y no en ampliar brechas. Nuestra misión debe ser la de garantizar que las futuras generaciones de abogados, sin importar su género, puedan contar con un gremio equitativo, fuerte y adaptado a los retos del siglo XXI.


Por ello, la BMA necesita una reforma integral, donde se honre el legado de las generaciones pasadas y, al mismo tiempo, se mire hacia el futuro con una visión inclusiva, justa y equitativa. Si queremos realmente hacer justicia a la causa feminista, no debemos usarla para justificar errores personales, sino para luchar por una sociedad que valore a cada individuo por su mérito y su capacidad, no por su género. Solo así lograremos ser un verdadero referente de justicia, equidad y excelencia para nuestra sociedad.



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